Música y letras

     Soy de la opinión de que la música siempre acompaña a las letras, o por lo menos a las mías. No sé escribir sin música, no sé vivir sin música, no sé respirar sin música. Desde muy pequeña la música estuvo conmigo, me ha acompañado en todas las etapas de mi vida, me ha hecho reír, me ha hecho llorar, me ha hecho escribir como una loca, me ha hecho bailar y me ha hecho estudiar. La música es algo que va pegado a mi.

      Así que hoy voy a hablar de algunas de esas canciones que me han acompañado durante estos años de vida. 


       Voy a empezar con la que me llevó de la mano durante todos mis años de estudio en el instituto, mi madre tenía un CD de música clásica que le había salido en alguna revista, y yo estudiaba con él. La primera canción que aparecía era el Canon de Johann Pachelbel. Y la ponía una y otra vez hasta la saciedad. Aún hoy cuando la escucho, me gusta tener un libro delante.

      Cuando era pequeña, me iba un mes con mi padre, y con él escuchaba todo tipo de música, Joaquín Sabina, El último de la fila, Aute, y sobre todo, y por lo que más me acuerdo era La Mandrágora. No sé como no rallamos ese disco, porque sí, señores, era un disco.

     No puedo recordar mi vida sin las canciones de mi madre, a mi madre, que tenía un oído enfrente del otro, le encantaba la música, le encantaba cantar y ella me dio mi gusto por la música. No recuerdo ningún sábado por la mañana que no hubiera música en la casa. Con ella escuchaba Mocedades y su amor de hombre, Cecilia y su ramito de violetas, todas las canciones de Aute, de Serrat, de Sabina, Fórmula V, Los Brincos, Mecano y su Cruz de navajas entre muchas, Adamo y mis manos en tu cintura, y por supuesto Miguel Bosé. Muchísimas más canciones que llenaban mi casa a todas horas, pero entre ellas una que me grabe en cinta y que escuchaba hasta la saciedad en mi walkman.

      Mi primer concierto y mi entrada a la adolescencia más ñoña y con más pavo, fue el de Amistades Peligrosas. Ellos no pueden faltar en este recopilatorio de música. Estoy por ti es la más significativa del álbum, pero la que más me gustaba era Me pongo a pintarte.

      Por supuesto mi adolescencia también estuvo bañada de más música como esta, OBK, UB40, Europe, Juan Luis Guerra, Camela, El último de la fila, Revolver, Hombres G, Modestia Aparte, Mecano, Luz Casal, Whitney Houston, Marta Sánchez y Olé olé, jarabe de palo y su flaca, Café quijano, Madonna, Héroes del Silencio, Cramberries y su Zombie,... Pero una canción que recuerdo con especial añoranza y que me hace llorar cuando la escucho es Losing my religion de REM. Sensación de vivir caló hondo en mi generación, yo quería ser Brenda, y esta es la canción que escuchaba cuando cortó con Dylan. Si, todos hemos tenido un pasado. Ya he dicho antes que mi adolescencia estuvo bañada de muuuuuucho pavo. 

      Como podéis ver mi gusto musical es bastante amplio. Y aquí os voy a dejar, con mi música de adolescente y de juventud. Supongo que haré otra entrada con mi música más actual, con la que me emociono ahora, y con la que escribo, con la que me inspira y con la que bailo con las manos hacia arriba. Porque no entiendo la vida sin música, y porque para mi, la música es el pegamento del alma, aunque las letras sean las que me regeneren el corazón.

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